Aún y a pesar de que han pasado meses desde que se infectaron por primera vez (o incluso, una segunda), hay millones de personas a nivel global que siguen experimentando las secuelas de haber padecido COVID-19.
Fue en el pasado verano (2020) cuando médicos empezaron a enfrentarse a casos de personas que seguían padeciendo las secuelas provocadas por el COVID-19 a pesar de ya haberse recuperado. Algunas de esas secuelas estaban relacionadas a la parosmia, dolores musculares, cansancio extremo, y hasta pérdida de la memoria.
A medida de que la identificación de este tipo de casos se fue incrementando, expertos decidieron llamar a este conjunto de síntomas como COVID persistente, o de larga duración, (long COVID en Estados Unidos).
Un panel impulsado por la OMS establece que el COVID persistente es la condición que ocurre en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada por el virus de SARS-CoV-2, generalmente tres meses después del inicio, con síntomas que duran al menos dos meses y no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo.
Dentro de esta definición se menciona que los síntomas más comunes son: cansancio, dificultad para respirar, y disfunción cognitiva.
Las dificultades para detectar el COVID persistente han hecho que algunos médicos no tomen en serio a los pacientes o diagnostiquen los síntomas como psicosomáticos.
¿Por qué el COVID persistente afecta tanto a quienes lo padecen?
Los expertos que le han dado seguimiento a los hallazgos relacionados a esre padecimiento, también han descubierto trastornos visibles en todo el cuerpo. Ellos calculan que del 10 al 30 por ciento de personas infectadas con coronavirus presentan síntomas a largo plazo, aunque aún se desconoce por qué algunos pacientes los desarrollan y otros no.
Dentro de estos hallazgos, se ha específicado que el COVID persistente afecta directamente al:
1. Pulmones
La dificultad para respirar es un síntoma frecuente del COVID persistente, pero los resultados de los estudios que se hacen a los pulmones —como rayos X de tórax, tomografías y pruebas funcionales— casi siempre son normales.
Durante la realización de dichas investigaciones, los expertos descubrieron indicios preliminares de daño pulmonar pero solo un pequeño grupo de pacientes con COVID persistente que no fueron hospitalizados.
A pesar de esto, investigadores y médicos están interesados en confirmar estos hallazgos pero entre un grupo más extenso de pacientes.
2. Cerebro
El estudio también reveló que incluso quienes padecieron COVID-19 de forma leve (en algunos casos), experimentaron deterioro cognitivo prolongado. Esto afectó de forma directa la disminución de su atención, la memoria, y la dificultad para encontrar las palabras para hilar oraciones o expresarse.
Es posible que esto afecte directamente a las funciones cognitivas porque se sabe que hasta las infecciones más leves provocan inflamaciones considerables en este órgano.
3. Circulación
Muchos pacientes con Covid persistente presentan dificultades para realizar ejercicio mucho tiempo después de la infección inicial y experimentan una reaparición de los síntomas cuando se activan.
Los primeros estudios indican que es posible que un mal funcionamiento de la circulación afecte el flujo de oxígeno hacia músculos y otros tejidos, lo que restringe la capacidad aeróbica y provoca intensa fatiga al realizar actividad física.
Por ejemplo, en uno de los estudios realizados, los pacientes con síntomas de COVID persistente presentaron respuestas imprevistas cuando se pusieron a andar en bicicleta pues al pedalear, sus músculos sólo obtuvieron una parte pequeña de la cantidad normal de oxígeno de los vasos sanguíneos pequeños, reduciendo notablemente su capacidad para ejercitarse.
4. Sistema Inmunológico
A diferencia de los pacientes que se recuperan complemente, hay quienes presentan secuelas prolongadas y tienen sistemas inmunitarios alterados. Esto puede relacionarse a que quizá sus cuerpos sigan luchando contra restos del virus.
También, se descubrió que el material genético del virus puede permanecer incrustado durante muchos meses en tejidos intestinales, de los ganglios linfáticos y en otras partes del cuerpo.
Seguir todas las recomendaciones de higiene y distanciamiento social son clave para evitar riesgos de contraer COVID-19
Ante el aumento en el número de contagios y la aparición de nuevas variantes, es recomendable y muy importante que sigas cuidando tu salud, así como seguir con todas las medidas de higiene que ya conoces; utilizar mascarilla, respetar los aforos, utilizar gel antibacterial, así como quedarte en casa si es que tienes algún síntoma extraño o tengas sospechas de haberte infectado de COVID-19.
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Con datos de The New York Times y El País
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