Consumir grasas como parte de nuestra alimentación es fundamental pues desempeñan diversas funciones dentro de nuestro cuerpo. Además de que son un macronutriente esencial, aportan energía de la misma forma en la que lo hacen los carbohidratos.
Aunque muchas personas los evitan por la mala fama que tienen o porque aparentemente tienen muchas calorías, debes saber que su consumo nos ayuda a absorber las vitaminas que consumimos.
¿Por qué moderar el consumo de grasas dentro de mi alimentación?
Al igual que las proteínas y los carbohidratos, las grasas deben consumirse con moderación pues aportan muchas calorías. Además, el consumo de grasas puede ser perjudicial para cuidar el peso y mantener a tu corazón sano.
También, debes considerar que las grasas están dentro de algunos alimentos que consumimos; la carne, el pescado, la leche, los quesos, el pollo y el salmón contienen cierto porcentaje de grasas.
Existen diversos tipos de grasas, por lo tanto, es fundamental aprender a identificarlas:
1. Grasas saturadas
Las grasas saturadas se encuentran en los alimentos de origen animal, como el pollo, la carne de res, asi como en alimentos considerados como en postres o en ‘comida chatarra’ o ‘rápida’.
La Asociación Americana del Corazón recomienda que no se consuma más del 6% de grasas saturadas como parte de la ingesta diaria.
Estas contienen más átomos de hidrógeno, lo que también significa que son sólidas a temperatura ambiente, mientras que las grasas insaturadas tienen menos átomos de hidrógeno y suelen estar en estado líquido a temperatura ambiente.
El consumo de este tipo de grasas puede conducir a niveles más altos de LDL, o lipoproteínas de baja densidad; las LDL son dañinas, y su consumo en exceso puede obstruir los vasos sanguíneos y dificultar el movimiento adecuado del oxígeno por el cuerpo.
2. Grasas insaturadas
Las grasas insaturadas se dividen en dos grupos: monoinsaturadas y poliinsaturadas; los aguacates, las almendras y el aceite de oliva son alimentos que contienen grasas monoinsaturadas, mientras que el salmón, las nueces y el aceite de canola contienen grasas poliinsaturadas.
Algunos expertos señalan que para una mejor función y salud del corazón, se recomienda la sustitución de las grasas saturadas por grasas monoinsaturadas, ya que esto puede conducir a un mejor equilibrio de las lipoproteínas de alta densidad, o el colesterol bueno. También, debes saber que las grasas poliinsaturadas contienen concentraciones de ácidos grasos omega-3 y omega-6 (que se encuentra en muchos aceites de semillas).
Ante todo esto, la Asociación Americana del Corazón recomienda consumir al menos un 10% de la ingesta calórica diaria en forma de grasas poliinsaturadas ricas en omega-3. Su consumo lo puedes hacer al incluir salmón, nueces, o el aceite de canola como parte de tu alimentación.
3. Grasas trans
Esta es el tipo de grasa al que mucha gente le teme porque se ha comprobado que su consumo está asociado a las enfermedades cardiovasculares”.
Pequeñas cantidades de grasas trans se encuentran en alimentos como la carne y los lácteos, además de estar en alimentos procesados y productos que se pueden encontrar en panadería, por eso se recomienda consumir la menor cantidad de grasas trans como parte de tu alimentación.
Y no te queremos decir que no comas una dona o una orden de papas fritas, sino que lo hagas de vez en cuando y de forma moderada.
Encontrar un balance en la alimentación es fundamental para el cuidado de la salud
Además de dormir de 6 a 8 horas o mantenerte activo con ejercicio de 30 a 45 minutos, recuerda que debes seguir una buena alimentación pues nuestros cuerpos necesitan consumir proteínas de calidad como carne, pollo, huevos, así como verduras y frutas de calidad con los nutrientes necesarios para mantener nuestro peso saludable, por lo tanto, el consumo de grasas trans debe ser moderado y de acuerdo a la recomendación de los expertos.
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