“A mí la vacuna no me pegó nada”, “Yo me sentí muy mal”, “La vacuna me tumbó”. Estas son tan solo algunas de las afirmaciones que seguramente has escuchado, y es que, siendo realistas, la vacunación nos ha pegado de distintas maneras.
Hay quienes han sufrido desde un simple dolor en el brazo (en el área de la aplicación), dolor de cuerpo, fiebre, sueño, y hasta náuseas, y esto es porque todo está relacionado a nuestra genética; depende de ella cómo va a reaccionar nuestro a cuerpo a un agente externo.
También, algunos médicos especialistas afirman que las cuestiones fisiológicas tienen que ver, así como el hecho de que la forma de responder (de nuestro cuerpo) va cambiando a lo largo del tiempo. Por ejemplo: algunas infecciones no son más severas en un niño, que en un adulto. Pero esto también dependerá de la maduración de nuestro sistema inmune.
Debes saber que la mayoría de las vacunas provocan efectos secundarios, y esto pasa con la del COVID-19. Los síntomas son solo señales de que está el sistema inmunológico está reaccionando correctamente.
En el caso de las distintas vacunas, los ensayos clínicos realizados, demostraron que el 50% de las personas a quienes se les inyectó Pfizer no experimentó reacciones secundarias. Sin embargo, el 90% desarrolló inmunidad. En el caso de la vacuna Moderna, el 90% de los resultados de dichos ensayos, apuntó que estos efectos podrían ser experimentados por una de cada diez personas.
El hecho de que la vacuna genere una reacción está relacionada a que la mayoría de las inyecciones (con la vacuna del COVID-19) utilizan una proteína viral conocida como espícula (que se encuentra en la envoltura externa del virus). Al aplicarse, genera la imitación de una infección viral, iniciando así con una respuesta del sistema inmune.
Es por ello que tras la aplicación de la vacuna, las personas experimenten una reacción con fiebre y dolor de cuerpo como las más comunes.
En el caso de la aplicación de los refuerzos, es probable que sí se experimentó una reacción a la primera, pueda presentarse una en la segunda, o en la tercera dosis (el refuerzo).
Considera que el hecho de que las personas no presenten una reacción a la aplicación de la vacuna, no significa que la vacuna no sirva, sino que tu cuerpo reaccionará de acuerdo a distintas maneras.
El enrojecimiento e inflamación en el lugar de la aplicación de la inyección son reacciones normales, tal y como lo son la fiebre, el dolor de cuerpo, y la somnolencia, pero estos deberían durar entre 2 a 3 días.
En caso de presentar síntomas como problemas de movilidad, para respirar, hormigueo, o alguna parálisis, se recomienda acudir al médico o contactar a un doctor en línea, pues no son síntomas o reacciones habituales tras la aplicación de la vacuna.
Ante el aumento en el número de contagios y la aparición de nuevas variantes, es recomendable y muy importante que sigas cuidando tu salud, así como seguir con todas las medidas de higiene que ya conoces; utilizar mascarilla, respetar los aforos, utilizar gel antibacterial, así como quedarte en casa si es que tienes algún síntoma extraño o tengas sospechas de haberte infectado de COVID-19.
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