El aislamiento de la pandemia podría estar generando cambios que serán nocivos para la salud mental de los niños y restringiendo su crecimiento, señalan los expertos.
Desde que las escuelas cerraron para controlar la propagación de la COVID-19, los niños se han visto privados de unas experiencias que son esenciales para su desarrollo emocional: jugar en el recreo, compartir el almuerzo con sus compañeros de clases, y aprender juntos en el aula.
En una entrevista reciente de HealthDay Live!, algunos expertos hablaron sobre cómo los cierres de las escuelas y la interrupción en el tiempo que pasan con sus compañeros podrían afectar a los niños.
Los humanos son "animales sociales", y las limitaciones en las interacciones sociales durante la pandemia podrían dañar la salud mental de los niños, advirtieron.
"No evolucionamos para este tipo de interacción mutua", explicó Christakis. "Se puede ver en los niños pequeños. Un niño de incluso apenas 6 meses le presta atención a otro bebé. Quieren interactuar socialmente. Quitarle eso a los niños está haciendo que paguen un precio, al menos a corto plazo".
Cuando las escuelas abran, Christakis y Domenech dijeron que los maestros y los administradores deberían prepararse para un aumento en los problemas de salud mental de los estudiantes.
"Estamos trabajando para que a nuestros maestros les enseñen y los entrenen para que acojan a sus estudiantes, si no físicamente, a nivel emocional, y les permitan hablar sobre sus experiencias", apuntó Domenech.
Aun así, es difícil saber cuáles serán los efectos sobre la salud mental de los niños a largo plazo durante este periodo de aislamiento, dado que las circunstancias no tienen precedentes, añadió Christakis.
Los niños que experimenten soledad y aislamiento quizá sean más propensos a desarrollar depresión y otros problemas de la salud mental, según una revisión de 63 estudios y de más de 51,000 participantes, que se publicó en una edición reciente de la revista Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry.
Los investigadores británicos de la revisión, dirigida por Maria Elizabeth Loades de la Universidad de Bath, encontraron que la soledad se asociaba con problemas de salud mental hasta nueve años más tarde.
Para combatir la angustia actual y futura, Christakis y Domenech aconsejaron a los padres y a los maestros que prioricen las necesidades emocionales de los niños.
"Es más importante gestionar las necesidades emocionales de los estudiantes, y no necesariamente su pérdida académica. La pérdida académica se puede corregir con el tiempo, pero su aprendizaje emocional y el trauma por el que han pasado son clave", aseguró Domenech.
¿Qué pueden hacer los padres que están esforzándose por respaldar a sus hijos durante el verano?
Christakis aconsejó a los padres aprovechar al máximo toda oportunidad para que sus hijos interactúan en persona con otros niños, al mismo tiempo que tienen en cuenta las recomendaciones locales de salud pública.
Dado que distintas áreas del país están en distintas etapas de la pandemia, algunos padres quizá puedan implementar mejor este consejo, dependiendo del lugar donde vivan.
"Hay un déficit de aprendizaje social que hay que subsanar", aseguró Christakis.
"Los niños necesitarán más tiempo al aire libre con sus compañeros de juego. Si los campamentos [de verano] abren donde usted vive y usted tiene los recursos, intentaría que los niños puedan ir, y les daría el mejor respaldo posible a lo largo del verano".
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
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